* En ésta entrada trato de alguna manera hacer mi
particular reconocimiento a todas esas personas que han amado
y respetado incondicionalmente a alguien, y nunca
han sido correspondidas... Los motivos o circunstancias
que han dado lugar a éstas vivencias quedan en el
aire.*
Ésta historia os resultará conocida, yo le he adaptado
mi propia versión literaria, aunque los personajes no tiene
en absoluto porqué ser un payaso y una trapecista....
podemos ser cualquiera de nosotr@s.
Era lo mejor que sabía hacer
transmitir sensibilidad y alegría
arrancando del público sonrisas y aplausos
mostrando siempre la cara alegre de la vida
dándolo todo en cada función
el divertido y triste payaso.
Éste personaje tras su rostro maquillado
ocultaba una melancolía que le embargaba el alma
de la intrépida trapecista estaba enamorado
la amaba en silencio y ella no lo sabía
ese era el secreto que su gran corazón albergaba.
Suspirando embelesado la contemplaba
con finura y elegancia de ave majestuosa
desafiando el peligro con precisión y destreza
de todas las artistas, la más intrépida y hermosa.
Él se resignaba ante ese amor no correspondido
amándola más que a su propia vida
pero era solo durante los ensayos
cuando a hablarle con temor él se atrevía
ella volaba muy alto, de su vista él la perdía
el corazón de su paloma tenía ya su dueño
y era al joven domador a quien le pertenecía.
Como cada jornada y pasada la medianoche
todas las luces una a una se van apagando
ha finalizado la última función bajo la carpa
la gran familia circense busca el merecido descanso.
El silencio se adueña del circo
se calló el griterío de niños y mayores
la música que ameniza el espectáculo
el aplauso y ovaciones de los espectadores.
Las fieras dormitan tranquilas
recostadas en el interior de sus jaulas
todo está sumido en la más absoluta calma
una dura jornada está finalizando
y continúa otra más apacible dentro de cada caravana.
Y el alegre payaso duerme, descansa
deseando que pronto llegue la mañana
y que comience un nuevo día, una nueva jornada
para volver a los ensayos, para acercarse a su trapecista
para hablarle con temor y dulzura y en secreto adorarla.